
En la foto se aprecia el estado actual en el que se encuentra la obra del Ágora. Otra de las megalomanías de nuestros internacional-provincianos prebostes y su (llamemosle así) "arquitecto" Santiago Calatrava.
Eso sí, cuando toca darle forma se ve aquello de "del dicho al hecho...".
En la vida, cada uno se marca sus propios proyectos. Todos tenemos (o todos deberíamos tener) uno o dos que prácticamente rozan el imposible. Imposibles sí, pero, de repente casi por sorpresa, estamos recorriendo parte del derrotero marcado. Como pilotos en el océano.
Sin embargo, en mitad del cámino, en mitad del océano... a veces reflexionas sobre si en realidad todo es una inmensa locura. Una locura del tamaño de una vida. Las dudas te asaltan y te ves solo. Todo el camino recorrido te ha dejado exhausto y sin embargo queda tanto, tanto por recorrer que las certezas que te impulsaban como velas se convierten en incertidumbres, miedos y dudas paralizantes.
Pero,
como ya dije una vez:
Navegar es necesario, vivir no.